Revolución
¿Qué es una revolución?
¿Cómo nace una revolución?
Para poder comprender el concepto de revolución, es necesario retroceder hasta su principio, ser capaces de vislumbrar su origen. La pregunta, entonces, ¿cuál es ese origen? ¿Cuál es la raíz de una revolución?
¿Es un deseo?
¿Es un sentimiento?
¿Es una necesidad?
¿Es un pensamiento?
Una revolución es un movimiento, al menos en sus inicios, de carácter subterráneo (como el accionar de los demonios) que intenta socavar los cimientos del status quo imperante para reemplazarlo por el propio. No es, por tanto, el fin del orden, sino el fin de un orden, y el comienzo de otro. Hacer una revolución significa derrotat a una institución, a un rey, a un dios. Quitarle aquello de lo que se ha apropiado para devolvérselo a sus legítimos dueños.
Una revolución es un castigo, una venganza, una ruta oscura y torcida pero en algún punto justa.
Ahora bien, si se quisiera organizar una revolución, ¿qué haría falta?
Para destruir un edificio es necesario golpearlo con fuerza, y dicha fuerza solamente puede venir de la convicción. Ésta, a su vez, adquiere su poder de un ideal, que se manifiesta mediante un símbolo.
Hemos llegado al inicio. Toda revolución, de acuerdo con esto, nace de un símbolo.
¿Podríamos nosotros, utilizando este conocimiento, montar una revolución? Por supuesto.
Y lo haremos.
Ésta será nuestra revolución.
Y éste, nuestro símbolo.